Elegimos comer un par de entrantes ligeros y un pescado para compartir. Si estáis varios días por esta comunidad sabréis de lo que hablo, todo está tan bueno y hay tanto donde elegir que te pasas el día comiendo.
Comenzamos con unas almejas a la marinera. La verdad es que no nos gustaron demasiado, la salsa no era a la que estamos acostumbrados en el norte (una salsa verde con mucho perejil). En este caso era de un color más oscuro y un aroma más fuerte, que para mi gusto mataba el sabor de las almejas. Yo recomendaría otra opción.
Continuamos con una ensalada mixta. El plato correcto, servido en un bol y con gran cantidad de alimentos que hacía dificil revolver para aderezarla . Estaba buena, pero bien es cierto que es un plato que no tiene mucho misterio.
El pescado elegido fue un rodaballo. Pensamos que nos servirían el pez completo para repartirlo nosotros, pero nos lo trajeron en raciones individuales. Estaba muy rico, presentado en lomos, sin florituras, con un poco de aceite y en su punto.
El mayor problema de la velada no fueron los platos servidos, sino un detalle de los camareros. Bien es cierto que estuvieron encantadores y atentos, pero pienso que deberían habernos avisado que el rodaballo se servía con una amplia ración de ensalada, para asi nosotros poder haber elegido otro entrante.
Cenamos con agua y no tomamos postre. Pagamos unos 34 euros por cabeza. La verdad es que hay sitios que me gustaron más en Santiago, pero no es mala opción, eso si, el precio se dispara un poco.
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