lunes, 17 de enero de 2011

Restaurante La Brocheta (Santander)

Fuimos a cenar el otro día, de casualidad, a este restaurante ubicado en la concurrida calle de Bonifaz de Santander, no por el número de gente paseando, sino porque es la calle con más restaurantes por metro cuadrado, cada vez que paso descubro uno nuevo.

Entre todos los restaurantes encontramos sitio en éste, que parece más pequeño desde fuera pero tiene un comedor de tamaño bastante majo, aunque las mesas están algo apretadas.

Eramos seis a cenar y elegimos el clásico método de entrantes para compartir y un plato cada uno, la carta estaba bien provista, aunque quizá eché de menos algún plato más elaborado en ella.

Mientras esperábamos a que nos sirvieran los primeros entrantes, que tardaron demasiado, quizá por ser viernes, nos sirvieron un pudin de cabracho con unos panecillos. ¿Qué mejor que algo de untar para empezar a cenar?


El primer entrante fue una ensalada de bacalao y verduras. Un plato pequeño para compartir entre 6. Pienso que los camareros deberían aconsejar sobre este tema. La realidad es que estaba muy sabrosa, con mucho bacalao y una ligera salsa al pil pil, muy recomendable la verdad. Hubiesemos pedido más de saber el tamaño.


Después de esperar otro buen rato, ya que se confundieron de plato con otra mesa, nos sirvieron unas míticas rabas. Son una elección que gusta a todo el mundo para compartir sin complicaciones, estaban buenas pero sin ninguna floritura.


Después vino una ración de croquetas, que es otro gran clásico cuando no te apetece buscar algún plato algo más elaborado y arriesgar a que a alguien no le guste. Eran de morcilla, pero con un sabor muy suave, de carne y de bacalao. Un plato muy sencillo pero muy rico.

A continuación pasamos a la especialidad de la casa, las brochetas. Hay multitud de ellas para elegir. La mayoría de la gente de la mesa se decidió por la de santiaguiños, gambas y vieria. La presentación es espectacular, no está muy hecha, por lo que queda muy tierna de textura y conserva todo su sabor. No dejeis de probarla.


Yo en cambio escogí un solomillo con foie y salsa de oporto. Mala elección ya que el solomillo estaba demasiado hecho, y el foie no estaba muy suave. En conjunto un plato correcto, pero a posteriori, habría pedido una brocheta.


Otra persona pidió un magret de pato con una salsa de frutos rojos, que por la rapidez con la que se lo terminó debía de estar muy rico, y por la pinta también.


Al final todos acabamos bastante contentos con nuestras distintas elecciones (con la excepción del solomillo antes mencionada) como se ve en la foto, y satisfechos por la elección de este restaurante (con la excepción de la demora en los entrantes que pienso que es anecdótico).


Para beber elegimos un crianza Ostatu. Un vino muy correcto y de precio aceptable. El total fue sobre 30 euros cada uno, un precio razonable. Un sitio para repetir, aunque espero que mejoren un poco en la atención.

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