El restaurante está un poco escondido en un pequeño centro comercial. El dueño es el cocinero del local, se llama Mario (un tipo muy majo y un gran conocedor del vino de su país) y suele atenderte personalmente, así que si te gusta la buena conversación y probar un buen vino a precios muy asequibles, no dudes en preguntarle.
La carta es algo corta para mi gusto, la mayoría de los platos interesantes son los que se preparan fuera de carta, por lo que os animo a dejaros sorprender. Además el propio cocinero te va explicando cómo cocina cada uno de los platos y se te hace la boca agua. Para sobrellevar este rato te ponen un poco de pan ligeramente tostado con algo de salsa de pomodoro.
Nos decidimos por un entrante y dos platos. A excepción del entrante, que estaba en el medio para compartir, los platos estaban en raciones individuales en dos platos, mucho mas cómodo para probar y comer todo.
El entrante que pedimos fue un riquísimo tataki de atún a las finas hierbas y mostaza antigua. Consta de un lomo de atún fresco untado con finas hierbas y pasado a la plancha a fuego muy fuerte, después se saca de la plancha, se mete en agua con hielo para parar la cocción y se retira el exceso de hierbas que pueda quedar. Como se ve, se presenta fileteado y frío, con un toque de plancha en el exterior, solo se puede definir de una manera ESPECTACULAR!!! La mostaza antigua le daba un toque muy bueno también.
El siguiente plato que nos sirvieron eran unos linguine, que son básicamente unos spaghettis un poco mas anchos, y se usan normalmente con platos de pescados y mariscos. En este caso unas almejas frescas que fueron una delicia, un plato sencillo pero de una sabor y una frescura increíbles, me encanto!!!
El otro plato que pedimos fue un mero al horno con salsa verde y una mini lasaña de espárragos y queso parmesano. La frescura del pescado, la ligera salsa que no mataba el sabor de este, sino que lo combinaba y potenciaba y la mini lasaña hacían un plato ligero y lleno de sabor a la vez. Otro para repetir.
Ya como postre, y como no podía ser de otra manera, pedí una degustacion de quesos italianos. Todos menos uno, que era como de nata y quedaba muy en evidencia enfrente de los más fuertes, como el gorgonzola o el parmesano..... ¡Yo encantado!Como comento al principio, Mario es un gran entendido del vino italiano y defensor a ultranza de los vinos sin paso por barrica. Es de los puristas que les gusta el sabor que viene únicamente de la uva, sin más matices. Nos dejamos aconsejar y pedimos un blanco que tenía una pizca de aguja, pero estaba fresco y con un sabor en boca muy frutal. Iba genial con todos los platos, a excepción del queso que para eso nos sirvió una copa de tinto. El nombre del blanco era Donati Camillo, un vino de una pequeña bodega italiana muy bueno.
Os dejo un pagina con informacion y fotos del sitio.
Este italiano me ha encantado, parece muy cuco, con un trato muy directo y además la cocina muy especial, no? No se si he comido alguna vez mero en un italiano, eso si, acompañado de lasagna para dar el toque del país.
ResponderEliminarLa verdad es que era cocina mediterranea con un toque italiano, el trato super cercano y amable, me encanto!!
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