En el trayecto del hotel al centro de Ávila, un amable taxista nos recomendó el restaurante La Casona, por su precio, y por la calidad del producto, "típica comida abulense", así que no pudimos dejar pasar la oportunidad de comprobarlo.
Habíamos tomado ya algunas cañas acompañadas por su correspondiente tapa, que por cierto dan muy buenas raciones, y no teníamos ganas de comer mucho. La idea que teníamos era ensalada y segundo plato fuerte para cada uno. Nos hubiese gustado que nos lo sacasen todo a la vez, pero no fue asi.
Comenzamos con 3 ensaladas para 8 personas. Tenían un buen tamaño, asi que no nos quedamos cortos.
En nuestro grupo tenemos un enamorado de la casquería, así que aprovechamos para probar unas mollejas. No venían rebozadas, estaban servidas con una salsa muy parecida a la de los callos. Estaban ricas pero la ración no era demasiado grande y costó 20 euros, asi que no la recomiendo.
Tres de los comensales pedimos chuletón. Estaba muy bueno, asi que se confirma la fama de los chuletones de Ávila. Las proporciones eran muy amplias, se servían en raciones individuales con patatas panadera y pimientos del piquillo. Yo personalmente prefiero una piedra para hacerlo al gusto y compartir.
Las chicas del grupo, amantes del cordero asado, no dejaron pasar la ocasión. Cada plato traía una paletilla y venía con un poco de papel de plata en el extremo. Comentaron que estaba bueno pero que tampoco era espectacular, así que si teneis que elegir decantaros por el chuletón.
Por último, un transgresor, quiso ser el especial del grupo y pidió un solomillo con salsa de queso. Por la rapidez y limpieza con la que lo terminó, debía de estar muy bueno, aunque a mi parecer tenia demasiada salsa y así no aprecias tanto el sabor de la carne, pero esto ya es un gusto personal.
Nos convencieron para tomar postres e hicimos un poder porque la verdad es que estábamos llenísimo. Pedimos tres raciones de tarta de hojaldre, esta tenía muy buena pinta, casera y muy sabrosa, ¡¡un acierto!!
Yo por mi parte al estar tan lleno con el chuleton elegí un poco de helado de fresa, para poder hacer mejor la digestión. La única pega que le pongo es que le echan demasiado sirope de fresa. Si quiero helado es porque sea digestivo y ayude con una comida tan copiosa, si le pones dos litros de sirope se acabo la ligereza.
Pedimos también un flan, normal, sin mucha historia.
Dos personas pidieron para compartir un postre que a mi me encanta: una ración de queso. Al final no pude resistirme y metí la mano, comentar que estaba buenísimo, un queso muy fuerte y muy sabroso. Me gusta que las nuevas generaciones de "horadados" sigan los pasos de los más viejos....
Todo ello lo regamos con unas cuantas cervezas y una botella de vino. Escogimos esta vez una botella de Toro, un Gran Colegiata, crianza de 2004, estaba muy rica. Es un vino que ya he probado más veces y siempre ha dado buenos resultados.
Al final nos salió todo por un poco más de 300 euros, 38 euros por persona, que como veis es una fortuna para lo que comimos. Además sólo tomamos una botella de vino y 12 botellines pequeños de cerveza, que es lo que suele aumentar la cuenta.
He de comentar que el día anterior estuvimos tomando una cerveza en el bar del restaurante y el camarero ya nos pareció un poco borde porque no quiso sacarnos una ración que pedimos a parte porque era un poco tarde. Era una ración de queso que no hace falta cocinar, asi que nos pareció mal detalle, aun y todo volvimos recomendados por el taxista.
Otro detalle feo y que ya nos pareció el colmo fue que no nos devolvieron la cuenta una vez pagado, se quedaron con la propina directamente. Uno de nosotros fue a pedir la cuenta para llevárnosla y poder hacer esta crónica y ya la habían tirado a la basura y se habían agenciado las vueltas. Menos mal que dejamos menos de lo que realmete hubiésemos dejado de propina.
Moraleja de la crónica: si vaís a Ávila no os recomendamos ni este restaurante, ni que hagais caso a los taxistas.
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