miércoles, 2 de febrero de 2011

El Frondón (Lanuza, HUESCA)

Fin de semana de esquí en el pirineo oscense. Esta vez elegimos la estación de Formigal y para alojarnos un pueblecito a 6 km llamado Lanuza. Es una preciosa localidad muy pequeña de 43 habitantes censados, a la orilla del pantano al que da nombre. Se llena de turistas en invierno con motivo del esquí y en la segunda quincena de julio con motivo del Festival de Pirineos Sur. Este es un festival musical y cultural en el que se realizan diversos conciertos, talleres, exposiciones, mercados y pasacalles.



Tras una dura jornada de esquí lo que menos apetece es meterse a cocinar, así que fuimos a lo fácil y reservamos el día anterior en el único restaurante del pueblo para cenar. Fuimos 4 personas, 2 de ellas ya lo conocían. El restaurante en cuestión se llama el Frondón y su dueño es un cocinero joven que se llama David.

No se cómo será el resto del año, pero desde luego en época de esquí, el restaurante está lleno, así que es mejor reservar para asegurar. Según entras está la barra de bar con unas mesas para comer algo informal como unos bocadillos y la derecha te encuentras un comedor con pocas mesas bastante acogedor. En el local hace bastante calor, lo que se agradece ya que en la calle marcaba -2ºC. Claro que el que sale a la calle a fumar tiene un brusco cambio de temperatura.

Bueno la carta es un menú con 5 primeros, 4 segundos y 5 postres. Incluye vino, pan y agua pero nosotros nos salimos de carta y decidimos tomar un somontano, ya que estábamos en la zona. Elegimos un Olvena crianza de 2007 que estaba realmente bueno.



Empezamos con los primeros. Fueron dos ensaladas de queso de cabra con picatostes. El queso estaba muy sabroso, crujiente por fuera y cremoso por dentro. El resto de la ensalada correcta y muy bien aliñada.



Una crepe crujiente de espinacas y jamón con fondo de patata. Al parecer es un plato clásico del local, muy curioso y muy recomendable.



Y un hojaldre de ajoarriero con salsa de piquillo. Esta fue mi elección, quizá eché de menos algo más de sabor, pero en cualquier caso lo comí muy a gusto.



De segundo pedimos unas albóndigas de venado con salsa de almendras. Venían cuatro bastante grandes, así que de cantidad muy bien, pero estaban bastante secas. Este plato estaba fuera de carta y no fue buena elección.



Un entrecot de ternera con su guarnición. Qué decir de éste plato tan convencional, en su punto.



Delicias de pato con salsa de frutos rojos. Normalmente las delicias son trocitos pequeños de pato presentados ya cortados, pero esta vez pusieron la extremidad entera del animal que hace que esté más sabroso. Como dice Jamie Oliver "el pato y los frutos rojos son muy buenos amigos".



Carrilleras de ibérico al vino del somontano. Estaban realmente buenas, tiernas y jugosas. Una gran elección.



A modo jocoso diremos que parece que andaban escasos de guarniciones ya que en casi todos los platos (incluidos los primeros) fueron unas patatas chips. Estaban buenas pero le quita un punto de originalidad al menú.

Nos quedaba hueco sólo para probar algún postre así que decidimos 2 postres para todos. Una crema de yogurt natural con trocitos de galleta y sirope de frutos rojos. Impresionante, de hecho me atrevo a decir que cojonuda.



Y un helado de vainilla con crujiente de chocolate. También muy recomendable.



El menú son 20 euros por persona, nosotros pagamos algo más porque nos salimos de la carta con el vino y porque después nos quedamos un rato tomando alguna copa, que por cierto estaban muy buenas y cada gintonic cuesta el asequible precio de 5 euros, quiza les faltaba un poco de hielo.

El trato es excelente, se nota que es gente joven, emprendedora con ganas de sacar adelante su negocio.

Evidentemente no es difícil llegar ya que como he dicho es el único restaurante de un pequeño pueblo, no tiene pérdida. Los teléfonos de contacto son: 974-488119 o 639-694615

2 comentarios:

  1. Gran crónica, y el día que me de por esquiar igual me acerco antes a comer, para reponer fuerzas!!

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  2. Curioso, no se si será típico de la zona, pero cuando estuve en Huesca recuerdo la misma ensalada de queso de cabra como algo memorable. Por esta montañosa zona si saben hacer algo bien es comer... Lo hacían mucho y muy bueno. Según habías desayunado ya esabas almorzando, ya con la comida no podías y no se persona la merienda antes de la cena.

    Por cierto, que mal lo de las chips!!!

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