
El Gumbo está en la Calle El Pez nº 15. Y cerca de allí hay lugar estupendo para tomar una copa después, se trata del Lamucca, en la Plaza de Carlos Cambronero. Estamos hablando de la zona de Malasaña, donde se encuentra el Teatro Alfil rodeado de bares muy animados.

El local no es gran cosa, de hecho para mí fue un poco decepcionante. Quizá los parques temáticos yankees me tienen mal acostumbrado. Esperaba madera en vez de yeso y unos decorados que recordasen a otra épocas, en que el sector terciario predominaba en el modus vivendi, y había una clara preponderancia de hornamentos agrícolas y ganaderos. Pero habíamos ido a comer, no a una montaña rusa.
Para pedir te sacan una carta breve, con dibujos y nombres complejos. Está plastificada y solo tiene dos caras. Pero hay una pizarra a colorines con más opciones, igual o más interesantes.
Abrimos apetito con unos tomates verdes fritos. No tenían una pinta excepcional en la famosa película del mismo nombre, en la que muere hasta el apuntador y de muerte natural, si entendemos que es natural morirse si te envenenan o te muelen a palos. El caso es que los tomates estaban deliciosos, siempre que te guste el vinagre.
Sí, eso que véis ahí es un cangrejo. Su tamaño es similar al de un centollo y tiene la peculiaridad de que se reboza y lo puedes masticar. Su piel es grujiente, nada que ver con los crustáceos a los que estamos acostumbrados. No se yo si en las Rías Baixas mirarían bien este experimento.
Ahora unos tigres de toda la vida, pero con una besamel un tanto más fuerte. El rebozado no terminaba de crujir, se deja en un punto en que se deshace. No estaban mal, pero aquí ya empezaban a predominar las especias.
Y a continuación una grata sorpresa si eres de pescados tradicionales: un poco de mero con langostinos y arroz, acompañado con una salsa marinera con cebolla y pimiento pochados. Estaba muy bueno, el mero se deshacía en hilos, tenía una textura similar al bonito del norte, no me recordó a otros meros que había comido, salvo en el sabor, claro está.
Antes de pasar a los segundos haré mención especial a una de las gratas sorpresas de la noche. El vino Trapichi. Este era suave, sabroso y boludo. Sí señores, el vino era argentino. Simplemente excelente, esto según mi gusto personal claro. Era un crianza reposado en barrica de roble, tal y como rezaba la etiqueta.
Bueno, en el segundo ya llegó el momento en que se desmarcan los hombres de las mujeres y los niños. Los estómagos fuertes de los ulcerosos. Los machos alfa de los beta. Había buen pescado, mejor carne, y este risoto con un gusto similar al pesto. Muy sabroso, pero muy denso. Recomiendo este plato única y exclusivamente para ser comaprtido. Lo que no quiere decir que no lo recomiende, por que estaba muy rico.
Este plato de carne de cerdo lo denominaremos Cerdo Omeprazol y Almax. Esto sí que no es para personas con digestiones pesadas. De hecho no lo recomiendo ni para compartir, directamente. El picante y la densidad de las especias era ya excesiva.
Y ahora un clásico, el lomo con puré de patata. Pero no es el lomo que diríamos en Europa, equivaldría a lo que aquí es un entrecot. Lo pedí MUY poco hecho, y cumplieron. No era demasiado grueso, pero la carne simplemente excelente. Muy tierno. Muy recomendable. Y por supuesto, especiado. Pero esto no pudo impedir que no dejase ni un pequeño testimonio.
Y aquí otra de las grandes sorpresas de la noche. Ya lo habréis notado, servidor probó todos y cada uno de los platos que se sirvieron. Pero me debo a mi público y con cariño le recomiendo este plato de bonito al carbón. Tenía un punto churruscado por fuera y muy poco hecho en el interior. Era una apuesta arriesgada para quienes se la jugaron, pero ya conocemos la fama de la SEAFOOD americana.
Para cerrar una tarta de zanahoria. Era una recomendación y nos generaba mucha curiosidad. Al igual que lo fueron el cangrejo de piel blanda y los tomates. Cabe señalar que ninguna de estas sugerencias nos defraudó.
Para continuar el surtido una tarta de queso. Sin más la verdad, tenía una fruta que no identificaba.
Y para cerrar el Browni. Este postre es como los Cascos Azules de la ONU, siempre quedan bien aunque no hagan gran cosa.
En definitiva un local normalillo con una comida peculiar y de sabores fuertes. Grandes contrastes, carne, pescado (seafood, quédense con el término) salsas, bbq, carbón, picante, dulce... La cuenta rondaba los 40 €/persona, pero como habéis comprobado no nos privamos de nada. He obviado la cerveza, agua y refrescos que tomamos.
Un abrazo y hasta la siguiente, amigos...
Buena Rocco... espero que hayais ido más de dos, porque veo muchos platos!
ResponderEliminarya te digo. ¡Y todo ligerito!
ResponderEliminarÉramos 6 personas. Pero vamos, que ya os podréis imaginar que algunos platos los pedimos solo para sacarles una foto, no nos comimos todo...
ResponderEliminarGran cronica Rocco, y fuimos 6 pero no sobro na de na!!!!
ResponderEliminarNada recomendable el Cerdo barbacoa... como dice Mon Almax y Omeoprazol en grandes cantidades... demasiado potencia de especies y picante para el plato.
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