Este sitio dispone de una pagina web muy maja donde puedes echar un vistazo a la carta de los dos restaurantes que hay en Madrid así como su ubicación, platos estrella y demás información útil.
Como eramos cinco comensales y nos apetecía probar muchas cosas diferentes, decidimos cenar de raciones y así tener una imagen clara de todo lo que tenían por ofrecer. Comentar que las raciones no son demasiado amplias, así que no os cortéis a la hora de pedir.

Comenzamos con unas croquetas de txangurro, estaba riquísimas si bien como dije la ración no era muy grande y solo sirvieron 6,pero aun así un plato para no dejar pasar por su sabor.

Pedimos también una ración de flores de alcachofa que aparecen en la carta como uno de los platos estrella de los que no hay que dejar de probar, a mi no me gustan nada las alcachofas pero a la gente en general le parecieron muy ricas y sabrosas.

En la carta aparecían pimientos de Gernika que iba a ser nuestra opción, pero nos comentaron que no les quedaban, así que elegimos unos ricos pimientos de Padrón, la mayoría eran de tamaño pequeños pero muy sabrosos, indispensables en cualquier comida típica del país vasco.

Continuamos con otro gran clásico como es el chorizo a la sidra, servido en una escudilla de metal, estaba muy sabroso y blando, cosa de agradecer ya que si después de cocer el chorizo con sidra te queda duro, mejor elegir otro plato.

Pedimos otro de los platos que aparecían como indispensables en la carta, que eran los chipirones encebollados, la ración era muy aceptable y estaban muy sabrosos con la cebolla bien pochada, por lo que los barquitos de pan no se hicieron esperar.

Como ultimo plato elegimos otro gran clásico de la cocina vasca como es tortilla de bacalao, normalmente siempre que la he pedido venia en forma de revuelto, pero en este caso venia con la forma perfecta redonda y estaba muy sabrosa con bien de bacalao, otro de los grandes fallos de estas tortillas.

En los postres elegimos un clásico sorbete de limón al cava.

Una acompañante eligió un postre típico vasco que era Pantxineta, que es una especie de hojaldre relleno no apto para diabeticos.

Pedimos también un flan casero que estaba bastante bueno.

Y yo compartí mi ya famosa ración de queso con una copita de vino, eso si, sin membrillo, que no me gusta la mezcla de dulce con salado la verdad.
Cenamos con cerveza y una botella de Campillo crianza, total nos salio a 27 euros por cabeza que no es un precio desorbitado por un poco de cocina vasca de calidad en Madrid.
Pagina de El pimiento Verde
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