martes, 23 de febrero de 2010

Restaurante La Yerbita (Sobarzo)

El otro día hicimos una salida que teníamos pendiente desde hacia bastante tiempo. Lo habíamos intentado un par de veces, pero siempre elegimos su día de descanso o de vacaciones. Somos así de oportunos... Se trata de un restaurante situado en Sobarzo. Nos lo habían recomendado y realmente no nos defraudó a ninguno.

Como fuimos sin reservar nos tocó esperar un rato en la barra tomando tranquilamente un vino. Pedimos un rioja crianza que entraba muy suave y amenizó la espera. Pasado un rato y dos vinos mas tarde nos dijeron que si no teníamos prisa lo mejor era comer en el salón de abajo. El restaurante tiene dos comedores pero uno posee chimenea, con lo cual estaríamos mas cómodos y calientes en él.

Mientras manteníamos una animada conversación, seguíamos dando cuenta de la botella de vino que nos dejaron para que nos fuésemos sirviendo al gusto. Tuvieron el buen detalle de servirnos una ración de rabas con cebolla frita para amenizar aun más nuestra espera por la mesa. Este tipo de atenciones son las que dejan un buen recuerdo y dan de la amabilidad y simpatía de sus dueños.

Llegado el momento nos dijeron de pasar a la mesa. Para entonces la botella de vino estaba casi en las últimas así que nos las llevamos a la mesa para poder terminarla tranquilamente. El principal motivo de visitar este restaurante era su famoso chuletón a la piedra. De modo que el plato principal lo teníamos muy claro y solo teníamos que decidirnos por unos entrantes no demasiado fuertes para poder disfrutar en condiciones de la carne. Optamos por dos platos que estaban fuera de carta.

Pedimos unas croquetas caseras de carne y de bacalao con espinacas. Mitad y mitad. Tenían una bechamel muy suave y su sabor era buenísimo. El típico plato con ese toque casero que resulta delicioso.

Como segundo entrante pedimos un plato con incógnita ya que no sabíamos muy bien como resultaría. Consistía en calamares con cebolla y queso por encima. Tuvimos la duda de si serian fritos, pero estaban cocinados en su propia salsa y con una crema muy ligera de queso por encima. Nos sorprendieron por su preparación y por lo buenos que estaban con esa mezcla de un poco de cebolla y queso. Muy recomendable probarlos si los ofertan fuera de carta.


Pasados los entrantes pasamos ya al plato principal y estrella de la comida. !El chuletòn !. Se presentaba cortado en filetes en un plato a parte y con una piedra en medio de la mesa para hacerlo al punto que mas le guste a cada cual.

Señalar que estaba tiernísimo y que se presentaba junto con 3 tipos de sal diferentes. La mundialmente famosa sal Maldon, una sal carbónica que daba un gusto a la carne como de barbacoa y una sal de color azúcar moreno que daba un sabor especiado a la carne. Personalmente este punto de distinción de la sal me parece genial porque puedes ir cambiando el sabor de la carne pedazo a pedazo.

El chuletón venia acompañado con la clásica guarnición de patatas fritas y pimientos. Aquí, poniéndome muy exquisito, le pondré un pero ya que con carne a la brasa prefiero los pimientos verdes fritos en vez de pimientos de piquillo. Aún así he de reconocer que estaban igualmente muy buenos.

Una vez terminamos la ingente cantidad de carne pasamos a pedir los postres. Como ya sabréis, me gusta tomar queso en este punto de la comida así que opté por el clásico queso manchego con nueces. Era una ración abundante con unas pocas nueces y unas pasas. A los que les guste el queso como a mi quedaran muy satisfechos.

Las otras dos personas ante la cantidad y variedad de postres caseros que había, no pudiendo elegir entre todos, optaron por una combinación de varios de ellos como propuesta del camarero. Ya se sabe que en la variedad esta el gusto. En dicho plato se presentaron dos porciones de leche frita, dos bolas de helado, una de pacharán y otra de nueces, una porción de tarta de queso y otra que creo que era de licor de café. Cierto es que el plato tenia muy buena pinta y por lo que dijeron estaba todo muy rico.

Cuando terminamos nos ofrecieron unos chupitos. Pedimos uno de licor de café, otro de crema de orujo y uno, que recomiendo, de licor de hierbas muy "especial".

Para terminar comentar que es un sitio muy acojedor, que la atención fue excelente y la comida muy buena. La verdad es que es un sitio muy recomendable incluso para tomar un vermouth ya que dispone de uno casero muy rico. Además se puede disfrutar, si el tiempo lo permite, de una buena comida en su terraza. Como se puede ver el restaurante esta lleno de detalles que hacen muy interesante su visita. El precio: moderado ya que nos salio a 40 euros por cabeza y comimos con dos botellas de vino.

La dirección exacta para buscarla en google maps es: Barrio El Dueso 3 39627 Penagos

lunes, 22 de febrero de 2010

RESTAURANTE "SARTENES Y COLORES" (Santander)

Situado en una zona céntrica de Santander Sartenes y Colores es uno de esos sitios a los que te gusta volver. EL restaurante apuesta por un menú de lo más básico: Una sartenada abundante en patatas con huevos fritos y un acompañante especial que le de un sabor interesante.

Es un sitio muy peculiar. No solo por su reducido espacio con apenas 7 mesas desde las que puedes ver como se cocina, sino por la variedad cromática que hay presente en cada uno de los detalles del lugar (Servilletas de colores, elementos decorativos luminosos, la carta en sí misma... Y unos cuantos más).

Siempre que llego se me plantea la misma duda al ver la carta (Compuesta de entrantes, platos especiales y las sartenadas). Con mi economía limitada voy siempre directo a las sartenes ya que practicamente cuestan lo mismo los entrantes que el plato fuerte de la casa... Y no me ando con tonterías (No despreciaré las raciones de rabas). Cuando toca elegir tenemos varias posibilidades:

Sartén en Negro: Con Morcilla.

Sartén en Granate: Con Jamón.

Sartén en Rojo: Con Jijas.
Sartén en Gris: Con Gulas.
Sartén en Gris con Gambas:Con Gulas y Gambas.
Sartén en Azul: Con Gulas, Gambas y Queso Azul.


La última vez que cené en el restaurante me decanté por una Negra (sartenada jaja), y mi acompañante por una en granate. Como podéis ver en la foto la disfrutó mucho.

Tras acabar con todas las patatas fritas del plato (cuesta un poco si no estás acostumbrado) llega el momento de los postres, todos ellos caseros. Siempre peco de tomar el mismo postre: "tarta de chocolate a la crema de orujo". Una deliciosa crema de chocolate y bizcocho con crema de orujo presentada en una tarrina con nata montada. Postre exquisito y ligero para compensar el exceso anterior.

Sobre todo me quedo con el estupendo servicio que se ofrece. Siempre me atienden con una sonrisa en la boca y pretenden ser amables con la clientela. El precio rondó los 24 € entre los dos (Cerveza, Sartenadas, postres y chupito). En definitiva, se trata de un lugar que sabiendo las limitaciones de su menú, se esfuerza en potenciar el resto de los aspectos que un buen restaurante debe tener: Precio, presencia y calidad.


100 % recomendable para una cena rápida cualquier día de la semana.


Dirección: Sartenes y Colores
Contacto: +34 649 429 340.

viernes, 19 de febrero de 2010

Restaurante turco Las mil y una noches (Madrid)


En la Calle San Andrés justo en la esquina anterior a la madrileña Plaza de los trabajadores del Dos de Mayo encontramos un interesante restaurante turco descubierto casi por casualidad. Siempre me atrajo el aspecto y decoración tan típica de los restaurantes de cocina "del desierto". Así que un buen día me decidí a probar algo para llevarme a casa, y entonces descubrí que no se trataba del característico restaurante turco del tipo "Fast Food".

La carne que sirven no cuelga de una barra metálica ni se corta en tiras, por el contrario es carne guisada y muy tierna. Pero esta no es su especialidad. El plato estrella es una combinación de sabores dulce y salado, que recuerda casi a ese capítulo de la famosa serie neoyorquina "Friends", en la que Rachel Green mezcla lenguas de gato con carne picada. En el caso que contemplamos tenemos carne de redondo en sabrosos hilos y un hojaldre espolvoreado con una especie de azúcar fina en polvo. El plato en cuestión se llama Pastela, pero en esta ocasión no podremos mostrar ninguna imagen ni reseña ya que uno de los comensales parece que quedó traumatizado por el televisivo episodio y optó por salvaguardar la frontera entre lo salado y lo dulce, y de esta manera cada cosa en su sitio.




















La carta no es muy variada, al menos no en comida ya que sí lo es en especialidades de té, pero eso lo dejamos para otro capítulo. El entrante más recomendable es el Humus.





















Esta sabrosa crema de garbanzo aderezada con aceite y con una densidad y humedad apetecibles es perfecta para abrir el apetito. Pero por supuesto, el secreto para disfrutar de este plato es un buen trozo de pan de pita caliente. Este casa especialmente bien con todos los platos elaborados a base de garbanzos, ya que también es delicioso con un plato de Falafel. Este manjar turco es una especie de croqueta de puré de garbanzo con un gusto soso que se deja acompañar bien con un poco de ensalada, pero sobre todo con un poco de arroz. No tuvimos suerte y ese día no había arroz, que es lo más recomendable.





















Con esto ya hemos completado el apartado de los entrantes. Ahora ya podemos pasar a los platos principales. La mayoría son a base de carne y lo mejor es optar por uno de pollo y otro de cordero.




















El primero de ellos fue el plato de Cus cus, una deliciosa semilla de aspecto muy similar al arroz, aunque de tamaño más reducido y textura mucho más suave. Este se mezcla con verduras y ramitas de especias y un poco de carne. La verdura está hervida y se deshace fácilmente.





















Y por último y para cerrar el banquete el recomendado plato de carne guisada. Este se puede acompañar de arroz, patatas o ensalada, con un poco de salsa turca de yoghurt.

En este restaurante son muy rápidos sirviendo, por lo que mientras vas disfrutando de un entrante frío como el Humus, no transcurre apenas tiempo hasta que tienes la mesa llena y puedes ir picando un poco de esto y un poco de aquello. Todo está muy rico y lo mejor de todo es el precio. No importa el número de personas, ya puede ir una pareja o diez comensales, nunca jamas pagarás por encima de los 15 Euros por barba.

martes, 9 de febrero de 2010

Vinos: Sayago (830) 2006 de la bodega Dehesa de Cadozos


Bueno aprovechando la cobertura de nuestros grandes amigos de Canal Cocina, os presentamos un vino de la bodega Dehesa de Cadozos. "Curiosamente" es la bodega de nuestro enólogo particular, Carlos Berián. Recientemente, este vino, ha sido ofrecido por Todovino para el Club de vinos de Canal cocina. Ello conlleva aparecer en el programa de dicho canal a través de dos videos. Uno de ellos de visita guiada por la bodega (una verdadera preciosidad que espero en un futuro no muy lejano conozcamos en persona) y otro mas de la cata del vino realizada por los conocidos José Luis Casado, Amaya Cervera y Custodio L. Zamarra.

A continuación os pongo el link de la pagina del Club de vinos de Canal Cocina donde se pueden ver los videos ya comentados, opiniones, datos técnicos, maridajes y cata del vino. Además también incluyo otro link de la página web de la bodega Dehesa de Cadozos.

Canal Cocina

lunes, 8 de febrero de 2010

Restaurante Japones Ginza (Madrid)

El otro día salimos a cenar 3 amigos a este restaurante ya que me lo habían recomendado como un japones de calidad. Se encuentra muy céntrico, justo al lado del congreso de los diputados y tiene un parking al lado. De modo que si bajáis en coche no tendréis problemas para aparcar.

Empezamos a mirar la amplia carta que tiene dos versiones, una normal con el nombre y precio de los platos y otra con fotos de éstos que hace mucho mas sencillo decidirse a la gente que no esta muy habituada a comer en un japones, ya que la mayoría de los platos no sabrá que son. Este detalle es de agradecer en general en restaurantes de comida extranjera.

Comenzamos con una Makisushi Moriawase ( ración de makis variados) que estaba rica y con mas variedad de lo que suele ser habitual en este tipo de raciones. Tenia makis mas currados que los clásicos con solo pepino o salmón en el interior y su tamaño como ración era correcto.


Como los que fuimos somos unos enamorados del sushi y del pescado crudo en general esta ración nos pareció poco y pasamos a pedir unas piezas de sushi al gusto. Optamos por 4 piezas de Toro y 4 de Salmón. La calidad del pescado era muy buena y se notaba su frescura. El toro como siempre no me defraudó ya que personalmente me parece que es el mejor sushi de largo. He de comentar que a diferencia de otros japoneses, en el arroz habían untado un poco de wasabi, eso si solo un poco. De modo que no se notaba demasiado pero si le daba un pequeño toque picante que me gustó y sorprendió.


A continuación nos decantamos por una ración de anguila al horno con arroz. El plato venia presentado en un cuenco con un filete de anguila y con un poco de salsa sobre una cama de arroz. Personalmente a mi esta preparación me encanta y me pareció que en este restaurante lo ponían muy bien ya que se apreciaba perfectamente el sabor de la anguila. Es una lástima pero se nos pasó hacerle foto a este plato.

Proseguimos con un pez mantequilla Teriyaki. Es decir, unos lomos de dicho pez a la plancha con salsa Teriyaki que he de reconocer que estando buenos no eran ninguna maravilla. El plato prometía mucho pero personalmente diría que estaba un poco insípido ya que solo sabia a la salsa y eso no ha de ser el objetivo de ésta.


Seguimos mas tarde con unos tallarines fríos con salsa. Son una curiosa forma de comer tallarines ya que solo están cocidos y se sirven con una salsa que no es exactamente de soja, sino que parece rebajada con algo de vinagre de arroz. Con esta sencillez del plato lo que prima es el sabor de los tallarines que deberían ser caseros y hechos en el propio restaurante (es algo muy típico de japón que cada restaurante haga sus propios tallarines). La verdad es que en este caso fueron un poco decepcionantes porque no estaban del tiempo sino fríos fríos, casi sacados de la nevera. Entre eso y que el tallarín no era demasiado sabroso la verdad es que no fue un plato que nos gustase demasiado.


Para terminar nos decidimos por mas tallarines aunque en este caso eran tallarines Udon (gordos) en sopa. Este es un plato japones que me encanta porque el caldo es de miso. Es una buena forma que mas que para terminar preferiría para empezar cualquier comida con el estomago calentito y a la vez no demasiado pesado ya que es un plato sin grasa. Se sirve en un cuenco con algas y un poco de verdura, todo esto junto con un poco de salsa picante a parte para que cada uno le de el toque que prefiera. El cuenco de sopa estaba muy rico y de tamaño aceptable, así que recomiendo sin duda que lo probéis.


De postre yo elegí un helado de judía roja, que es otro clásico en los japoneses. Comentaré que estaba muy bueno, dulce y carecía de esa sensación empalagosa que a veces puede llegar a dejar este helado. Estaba realmente rico.


Mis dos acompañantes eligieron postres clásicos. Una mousse de chocolate y otra de limón. Por sus comentarios diré que estaban bastante ricas pero sin ser ninguna locura.


Toda la cena fue regada con unas cervezas japonesas (dos por cabeza). Entre todas las disponibles elegimos unas Sapporo para comenzar y terminamos con un Asahi. Cierto es que las cervezas japonesas no son ninguna maravilla y se parecen mucho entre ellas por mucho que te digan que una es un poco mas fuerte que la otra.


Antes de marchar, como es típico en el japones, pedimos una jarrita de sake caliente. Dicen que el sake que se bebe frió es de mayor calidad que el caliente, pero me parece mas clásico beberlo de esta última forma.


El trato recibido fue correcto sin ser malo. A decir verdad quizá, fue un poco frio y ciertamente no ayudaba mucho que no había demasiada gente en el comedor (parece ser que los domingos no sale a cenar la gente).

La cena fue correctísima y con ingredientes de calidad, pero el gran problema de este restaurante fue la temida cuenta. Me pareció carísima, ya que pagamos 65 euros por cabeza y me parece que por ese precio deberíamos haber cenado muchísimo mejor. En Madrid hay varios japoneses (ya iremos colgando crónicas) en los que se puede comer por la mitad y con una calidad igual o mejor si cabe.

Por ultimo comentar que el restaurante tiene también un Kaiten, que consiste en una cinta que va transportando diferentes platos con comida y que uno va cogiendo al gusto. Luego se paga en función del numero de platos comidos y el valor de estos (tienen diferentes colores para representar el precio). En nuestro caso elegimos sentarnos a una mesa ya que al ir tres, uno de nosotros no estaría del todo cómodo para mantener una conversión durante la cena.

Como llegar