
Mientras me esperaban a que saliese de trabajar, pidieron unas medias (33ml) de San miguel, (nunca entenderé por qué se llama asi en Cantabria, ya que es 1/3), y unas rabas de magano. Tengo que reseñar que era la semana del magano en el restaurante. Bueno, las rabas no llegaron a tiempo y las sacaron con el resto de la comida que pedimos después.
De entrantes nos decantamos por unas croquetas de magano, unos cogollos con atún rojo y pimientos rojos, además de las rabas de magano. En general todos los entrantes estaban muy buenos, destacando en concreto las croquetas para mi gusto.



De segundo compartimos platos:
Un arroz cremoso con magano y almejas. Bastante flojo, ya que no tenía ninguna almeja y se les había ido un pelo la mano con el pimentón, asi que su sabor predominaba sobre el resto de los ingredientes. He de decir que contenía buena cantidad de magano, pero que apenas se apreciaba por culpa del pimentón. Le comentamos al camarero lo de la ausencia de almaejas y nos dijo que se les habían acabado. Me parece lógico que si uno de los alimentos principales del plato no se va a servir, te avisen con antelación.

San Martin al hormo. Fue la gran decepción, ya que no lo habían hecho bien y tenía partes del pescado crudas, las más cercanas a la espina dorsal y partes chamuscadas, la cabeza sobretodo. No se si en este caso se cumplió el mito de "no pidas pescado un lunes" pero lo cierto es que no acertamos con este plato. Volvimos a llamarle la atención al camarero. Tras hablar con su jefe nos quiso recompensar invitándonos a un postre, que no pedimos porque no nos apetecía, asi que nos quedamos con 2 chupitos de orujo de hierbas.

En total tomamos 11 cervezas y la cuenta ascendió a 35 euros por barba. Parece evidente que no disfrutamos de pleno de la comida y que el servicio tuvo altibajos. Es posible que, a la vista de las recomendaciones, este restaurante necesite que le demos una segunda oportunidad.